DISCURSO PRONUNCIADO POR EL EMB. ROBERTO VELLANO EN OCASIÓN DE LA ENTREGA DE LA CONDECORACIÓN DE LA ORDEN DE LA ESTRELLA DE ITALIA EN GRADO DE OFICIAL A JORGE FERNANDEZ
La Habana, Museo Nacional de Bellas Artes, 1° de Junio 2023
La condecoración que se otorga hoy al Director de este maravilloso Museo Nacional de Bellas Artes, Jorge Fernández Torres, es ante todo el reconocimiento de una labor y de una trayectoria profesional de muchos años, que lo ha llevado a recorrer los vastos territorios nacionales e internacionales del arte contemporáneo de Europa y de América. Un viaje en el que los contactos, los encuentros, las colaboraciones con Italia fueron numerosos y jugaron un papel fundamental en su actividad de destacado crítico de arte y de gestor de prestigiosas instituciones culturales.
Jorge Fernández conoció en los años de su formación a los arquitectos que colaboraron en la realización de ese extraordinario proyecto que fueron las escuelas de arte de Cubanacan, hoy sede del ISA, donde Jorge ha sido profesor y Vicerrector. Proyecto visionario, icónico, referente en la historia de la arquitectura del Siglo XX y objeto en los últimos tiempos de una compleja restauración apoyada por la cooperación italiana. Me refiero particularmente a los dos arquitectos italianos Roberto Gottardi y Vittorio Garatti. Con este último especialmente, Jorge entabló, según me contó él mismo, una profunda amistad y, siendo director del Centro de arte contemporáneo Wifredo Lam, organizó en 2014 una exposición sobre su obra, la más importante de siempre sobre el legado cultural del arquitecto italiano.
Wifredo Lam, como todos sabemos, es una figura de referencia para el arte del Siglo XX, no solo cubano, y pasó las ultimas décadas de su vida prevalentemente en Italia, en el pueblo marítimo de Albissola, famoso por sus cerámicas artísticas. Para alguien que dirigió durante muchos años el Centro Wifredo Lam y dos ediciones de la Bienal de la Habana, la conexión con el grande maestro del Siglo XX y, a través de él, con Italia es otro dato imprescindible y no es casualidad que Jorge quiso celebrar el acto de hoy en esta sala.
Otros artistas que forjaron su relación cultural y profesional con Italia fueron algunos maestros del movimiento del “Arte povera”, como Jannis Kounellis y Michelangelo Pistoletto. Este último es tan próximo a Cuba que, a partir de su participación en la XII Bienal de La Habana, viajó varias veces a la Isla y cuidó personalmente el desarrollo aquí de su proyecto “Tercer Paraíso”. Un proyecto, por cierto, que tiene un importante contenido social y artístico, apoyado por otro socio fundamental de esta hermandad artística entre Cuba e Italia, Galleria Continua.
A lo largo de los años, Fernández ha apoyado con convicción y compromiso las actividades de Galleria Continua y del Tercer Paraíso en Cuba, así como la participación de artistas italianos en la Bienal. Con el objetivo declarado de «apoyar un arte que fuera accesible a todos», hizo posible la participación de los artistas italianos Gino Marotta y Renato Mambor, además del propio Pistoletto. Incluso el año pasado Jorge apoyó la participación del proyecto «Voices of Life», de Piero Mottola, en la última edición de la Bienal y brindó a la instalación del artista italiano el prestigioso espacio de la sede de arte universal de este museo.
Jorge Fernández no solo apoyó el desarrollo de la cultura italiana en Cuba, sino que también tuvo un papel fundamental en la difusión del arte contemporáneo cubano en Italia. En este ámbito, consiguió con extraordinaria determinación que Cuba volviese a la Bienal de Venecia y a la Triennale de Milán, curando los pabellones cubanos en esas importantes manifestaciones.
Tampoco quiero olvidar las fructuosas relaciones de Jorge con otras fundaciones e instituciones italianas como la Accademia delle Belle Arti di Brera, el Politécnico di Milano, el Premio “Bugatti Segantini” y el Bice Bugatti Club, el MAXXI de Roma, la Fondazione Rossi y la casa editorial Maretti-Manfredi.
Esta condecoración es por lo tanto al mismo tiempo un reconocimiento y un auspicio para seguir trabajando y profundizando en esta relación artística desde Cuba hacia Italia y viceversa. Pienso en artistas contemporáneos que podamos traer aquí y también en las colecciones de arte clásico que alberga el Museo – me refiero sobre todo a la sección de Arte italiano en el edificio de Arte Universal y a la importante colección de grabados de Piranesi – donde estamos trabajando para fomentar colaboraciones con la red de Museos italianos y con nuestro Ministerio de Cultura.